Combatir el calor y comunicarse

Introducido en Europa por los portugueses en el siglo XVI, el abanico es uno de los utensilios que ha acompañado a las mujeres durante siglos y se ha convertido en un complemento imprescindible de la moda femenina. Además de ser una sofisticada herramienta de comunicación.

 

 

No podemos precisar la fecha exacta en que apareció el primer abanico, aunque quizás nuestros antepasados ​​inventaron un aparato para reavivar las llamas de los hogares para  cocinar. Los objetos para abanicarse se tienen registrados desde la antigüedad: los egipcios, babilonios, persas, griegos (que los llamaban flabelli) y romanos utilizaban este tipo de objeto como artículo de lujo, solo para la clase más adinerada.

El abanico se hizo popular como objeto para refrescarse  y ya era considerado un objeto noble en la corte. A lo largo del siglo XVI y la mayor parte del XVII, Francia sustituyó a Venecia en la producción de abanicos rígidos. Con el tiempo, los abanicos se hicieron tan populares y la demanda de ellos comenzó a crecer tanto que los fabricantes franceses formaron una éventatillistes, o asociación de fabricantes de abanicos, en 1678. En aquella época, los abanicos se fabricaban con tela perfumada o cuero, la sociedad francesa estaba dispuesta a pagar cantidades elevadas para adquirir estos artículos, considerados ya como uno de los elementos esenciales para cualquier persona adinerada y elegante.

En el siglo XVIII, el artista francés Eugenio Prost se instaló en España y se convirtió en el mayor productor de abanicos, superando la producción de países como Italia y Francia. Diseños diferentes y muy variados: relieves, colores y materiales y en muy diferentes formas y tamaños. Se usaban en cualquier evento al que concurriera un gran número de personas; se había convertido en un imprescindible. A finales del siglo XVIII, la moda obligó a que los abanicos fueran más pequeños para poder guardarlos en los bolsos de las mujeres.

El objeto pasó a tener otra función además de constituir una pieza imprescindible en el guardarropa de una mujer: se convirtió en una herramienta de comunicación. Su movimiento, posición o colocación dieron paso al lenguaje gestual que las damas de los siglos XIX y XX utilizaban para comunicarse en secreto, ya que tenían una libertad de expresión muy limitada.

Esta es una forma de comunicación muy discreta y varía de un país a otro y de un momento a otro. Ejemplos de los mensajes que podían lanzarse con un abanico:

  • abanicarse lentamente, o abrir y cerrar muy despacio el abanico significa que la mujer está casada y el hombre le es indiferente.
  • Cerrar despacio el abanico quiere decir «Sí».
  • Si se abre y se cierra rápidamente quiere decir «cuidado, estoy comprometida».
  • Levantar los cabellos o mover el flequillo con el abanico significa que la mujer piensa en su amado y no lo olvida.
  • También puede servir de aviso en situaciones de peligro. Cubrirse el rostro con él quiere decir «cuidado, nos vigilan».

El abanico como soporte publicitario

En pleno siglo XXI la consideración del abanico como herramienta de venta de productos y servicios. El abanico se adapta como soporte publicitario funcional y económico, en diferentes materiales y diseños creativos para instituciones públicas o privadas, empresas, asociaciones u organismos de toda clase.

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